jueves, 10 de noviembre de 2011
Eficiencia escandinava
jueves, 6 de octubre de 2011
Hermanos
lunes, 3 de octubre de 2011
Último estertor
http://cellar.org/2006/angkorwatstegosaurus2.jpg
jueves, 29 de septiembre de 2011
Verdor ubicuo
Viajemos un poco al sureste de Seattle. Alejándonos del bullicio de la capital del grunge, donde surgieron Boeing y Starbucks, y de su archifamosa Space Needle, la torre con restaurante giratorio tantas veces filmada, aparece un paraíso natural.
Hay una atracción en el estado de Washington que ensombrece a la anteriormente citada torre. Y es el imponente monte Rainier, que junto con sus alrededores, conforma el Parque Nacional Monte Rainier. El majestuoso cono volcánico, se eleva 4.392 metros en una zona que posee el récord mundial de innivación, esto es, depósito de nieve. Hubo un año en el que se registraron casi treinta metros de espesor en ciertas áreas. Es, además, la zona con más glaciares de los Estados Unidos, manteniendo ciertas regiones de Alaska al margen, contando más de veintiséis.
La vegetación capta la atención de quien visite el estado de Washington. Gracias a su clima con influencia oceánica, a las corrientes del Pacífico que suavizan las temperaturas, y a los frentes borrascosos que condensan y precipitan en las montañas, surgen bosques espectaculares. Las coníferas y los helechos predominan. Las primeras, son gigantes que custodian al resto de plantas; los segundos, frondosos, tanto que nos recuerdan al periodo Jurásico. Así como la flora puede alcanzar tamaños inmensos, la fauna no se queda atrás. Bisontes y alces son dos de los grandes ejemplares que podemos encontrar.
Cerca del Parque Nacional Monte Rainier, 45 km al sureste, podemos encontrar la cascada Snoqualmie.
Este paisaje se mantiene a lo largo de la costa en la zona fronteriza con Canadá. Es en la esquina noreste de los EE.UU., donde nos encontramos con Cape Dissapointment, “cabo decepción”. Ver como las olas se estrellan contra las rocas bajo su faro es todo un espectáculo, a medio camino entre bucólico y romántico en su vertiente salvaje.
Y siguiendo hacia el norte, una vez traspasada la barrera entre los dos gigantes americanos, llegamos a Vancouver. La preciosa ciudad, cuya calidad de vida figura como la mayor de entre todas las urbes del mundo, se ve salpicada y rodeada de naturaleza virgen.
Es el caso de Capilano, en el extremo norte, donde las coníferas le ganan terreno a los edificios.La belleza paisajística de este lugar es difícil de asimilar. Mientras recorremos el denso bosque, respirando una perfumada mezcla de aire puro y olor a tierra mojada, de pronto advertimos un abismo bajo nuestros pies. Estamos en el puente suspendido de Capilano, que nos permite viajar a la altura de las copas de los árboles .
Quienes pasean por los corredores en altura del bosque, poseen magníficas vistas del mismo al pasar por el puente de Capilano, sobre el río homónimo.
Espero que el recorrido, dividido por varias regiones de la costa del Pacífico de Norteamérica, haya sido de vuestro agrado. Huelga decir que el valor natural de la región es incalculable, suponiendo todo un pulmón a las ciudades de Seattle y Vancouver. La población autóctona lo sabe, y por ello han logrado sacarle provecho de la manera más sostenible, utilizando criterios turísticos poco agresivos, interactivos, y que quienes los disfruten guardarán a buen recaudo en sus retinas.
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Información adicional:
Vídeo en el que se recorre el puente. El sonido del rumor del agua y las vistas no tienen precio.
Galería de fotos del Parque Nacional Mount Rainier.
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PARTICIPA
¿Qué opinas de los bosques de la costa del Pacífico? ¿Te gustan las fotos? ¿Crees que se hace un buen turismo en la región? No dudes en comentar tus opiniones, sugerencias, y/o peticiones.
martes, 27 de septiembre de 2011
Caldera de la diversidad
Emplazado en el norte de Tanzania, Ngorongoro es un cráter de colosales dimensiones que cobija una nutrida selección de la fauna de grandes mamíferos. No lejos de él, se yergue la imponente mole del Kilimanjaro.
La extensa planicie de sabana que tapiza esta región, se eleva seiscientos metros. Su interior se hunde, dando lugar a una depresión de unos veinte kilómetros de diámetro.
La naturaleza de la formación es volcánica, siendo una enorme caldera extinta que se formó debido a los movimientos tectónicos del Rift Valley. No olvidemos que el cuerno de África se está separando del resto del continente, y la fractura pasa por esta zona.
En su interior habitan unos veinticinco mil animales, entre los que se encuentran rinocerontes negros, gacelas, cebras, elefantes, hipopótamos y búfalos. En cuanto a grandes carnívoros, posee la densidad más alta conocida para leones, unos sesenta, que ya son muchos dado el inmenso territorio que requiere cada grupo para cazar.
La única manera de acceder al cráter es desde la ciudad de Arusha, en la que se planifican los famosos safaris fotográficos al área de conservación de Ngorongoro. La oferta es suculenta, puesto que también es posible contactar con tribus de masáis pastores en la región.

Maneras en que se ha aprovechado el valor paisajístico del cráter de Ngorongoro. A la izquierda, una comida en el Lodge de lujo, con unas vistas sobrecogedoras. A la derecha, uno de los paradores "Ngorongoro Serena Safari Lodge", en simbiosis con el entorno.
Si bien puede parecer un enclave más de la típica sabana, tan manida en documentales, es precisamente su condición de accidente geográfico lo que hace a Ngorongoro espectacular. Un mundo perdido, aislado de su entorno por las altas paredes que circundan al cráter.
Y si todo ésto os parece poco, debéis saber que en las inmediaciones se encuentra la garganta de Olduvai, la famosa "cuna de la humanidad". Es aquí donde se encuentran los restos más antiguos de homínidos, que hace varios millones de años lograron expandirse hacia el resto de África y a los demás continentes.
Los mismos homínidos que una vez vivieron en armonía con la naturaleza, ahora se afanan en un progreso desmedido y sin miramientos. Es aquí mismo, en la reserva del Serengeti, donde el gobierno tanzano ha proyectado la construcción de una carretera que siega el parque prácticamente por la mitad. Las consecuencias de semejante atrocidad no pueden ser calculadas en su totalidad, dado el delicado equilibrio del ecosistema así como las incontables variantes que lo modelan.
Por ejemplo, si la carretera supone un bloqueo de la migración de ñús y cebras, éstos no pastarán en las tierras que hay al otro lado, la vegetación crecerá en exceso y será más vulnerable a los incendios naturales, que pueden dejar el terreno baldío durante mucho tiempo.
No obstante, Ngorongoro, con su particular enclaustramiento, parece inalcanzable a la mano transformadora del hombre. Los edificios turísticos respetan su esencia, saben que es magnética. Aquí abajo la naturaleza aún encuentra su delicado equilibrio y posee la capacidad de fascinar al ojo del hombre, aquél que un día partió de su hogar en pos de una expansión casi vírica.
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Información adicional:
Web del Ngorongoro Serena Safari Lodge, con galería de fotos, entre otras cosas:
http://www.serenahotels.com/serenangorongoro/default-en.html
jueves, 14 de abril de 2011
Aotearoa
Seguramente todos retengáis en la memoria esa escena, en los comienzos de los partidos de rugby, cuando el equipo neozelandés comienza el ritual de la haka, para amedrentar a su rival.
Esa danza tribal tan fastuosa y llena de energía, en la que la gesticulación y los sonidos son fundamentales, acaba por hipnotizar a quien la presencia, transportándole a otra dimensión.
Es el poder de magnetismo del pueblo maorí, que sigue presente hoy día en el archipiélago de Nueva Zelanda, a unos dos mil kilómetros de Australia. Esta tierra recibió al pueblo polinesio en último lugar, tras haber recorrido casi todas las islas del océano Pacífico. Fue aquí, en estas tierras templadas, algo apartadas del resto de ínsulas situadas en latitudes más tropicales, donde los maoríes diversificaron su cultura dadas las condiciones que encontraron.
Nueva Zelanda, si bien posee una extensión discreta, se extiende entre latitudes bastante distantes, es una nación alargada. Ésto le confiere un clima subtropical en su extremo norte, y templado en el sur, albergando incluso clima de montaña alpino en las cordilleras de la isla homónima.
Los maoríes se ubicaron principalmente en el extremo norte, y hoy día es en la isla Norte donde se encuentra la mayoría. Es en esta zona donde encontramos Auckland, la mayor y más moderna ciudad del país, famosa por su "skyline" y por ser la ciudad con mayor número de embarcaciones por habitante del mundo. De hecho, hay más veleros que habitantes en esta ciudad. Es además, uno de los lugares con mayor calidad de vida del mundo según diversos estudios y es la capital maorí, orgullosa de sus raíces, que poco o nada tienen que ver con el frenesí y modernismo actual.
Centrándonos en el pueblo maorí, es importante coocer que su importancia e influencia ha sufrido altibajos a lo largo del tiempo. Si bien se extendieron bien al principio, con la llegada de los colonos europeos, y el desembarco del capitán inglés James Cook en el año 1769, su cultura fue relegada a un segundo plano. De modo análogo a los aborígenes australianos, sufrieron el embite de los valores occidentales.
Cook buscaba incasable la tierra prometida de los mares del sur, la "Terra Australis" y siete siglos después del primer asentamiento polinesio -maorí- en Nueva Zelanda, llegó para nutrir al ya atiborrado Imperio Británico con una colonia más.
Desde entonces, la cultura maorí ha sido ensombrecida, hasta tiempos recientes. No es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando Nueva Zelanda y su gobierno se preocupan de mantener vivas las raíces que diferencian esta singular región. Lejos de ser vistos como salvajes, se ha querido rescatar su conocimiento, su lengua, que en las nuevas generaciones está en alza junto con el inglés, y su tradición. Incluso muchos asentamientos del norte del país siguen de nuevo los patrones establecidos por los maoríes que colonizaron el lugar.
Y no podemos ignorar el impacto que tiene en la sociedad occidental su gusto por el decorado corporal. Para la cultura maorí, los tatuajes son una manera más de comunicarse con el entorno y con la esencia del hombre y representan su seña de identidad. Cada traza está cargada de significado.
La prueba más universal, nos remite al comienzo del artículo; la "haka" el ritual de confrontación, es ya popular en el mundo entero gracias al mejor equipo de rugby, los All Blacks neozelandeses.
Todo un ejemplo de como preservar el folklore de manera eficiente y sin olvidar que nos encontramos en un mundo cada vez más globalizado. Es algo que debemos asumir, pero no por ello debemos sacrificar la diversidad cultural que tan mágico y entrañable hace a este mundo.
Un pueblo vigoroso, guerrillero, valiente, explorador, carismático. El pueblo maorí, no merece caer en las garras del olvido, y su tierra, Aotearoa, despierta de la ensoñación para devolverles la importancia que poseían en el pasado.
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Información adicional:
La creación del mundo según la narración maorí tradicional, acompañada de una sublime fotografía.
http://www.ignacioizquierdo.com/blog/2010/05/dia-346-el-origen-de-la-creacion/
La 'haka' de los All Blacks. Una abrumadora demostración de energía y virilidad.