lunes, 26 de mayo de 2014

"Tricksters" y cedros rojos

En la Columbia Británica las leyendas se posan sobre las nuevas generaciones del mismo modo en que la bruma lo hace sobre las ensenadas de su recortado litoral; con delicadeza. Es una extensión de bosques interminables de coníferas, de montañas, de entrantes de mar e islas que se aventuran al agua; un lugar donde, por extraño que parezca, la tierra salpica al mar.


Esta vasta región del Oeste canadiense alberga algunas de las culturas más fascinantes de América, con una nutrida mitología y espiritualidad. Algunos de los extraños -para nosotros- nombres de los pobladores son los Tlingit, los Nootka, los Haida, Chinook y Stolo. Todos ellos son pueblos muy ligados a la naturaleza que, poco a poco, se han adaptado a las comodidades de la vida actual y se han integrado en la sociedad canadiense.  No obstante, su simbolismo es fuerte y sigue vivo; prueba de ello son los magníficos tótem, tal vez su materialización cultural que más global se ha hecho. Un tótem puede representar a una persona, a los animales ligados a ella -muchos seres vivos adquieren un cariz casi sagrado, como el cuervo, la orca o el oso-, o la historia de un clan o familia o, tal vez, una leyenda.

Es el caso de uno que representa una leyenda haida, con todos sus personajes y hechos grabados en la madera;

"Hubo una vez un mozo en la ciudad de Gwais Kun que acostumbraba holgazanear, tumbado todo el día en la cama, hasta que su suegra le censuró por ello; él se sintió avergonzado, y se fue decidido a matar a un monstruo que habitaba en un lago y que se alimentaba de hombres y de ballenas. Con ayuda de un pájaro sobrenatural construyó un cepo con el tronco de un árbol y suspendió encima de él a dos niños para que sirviesen de cebo. El monstruo fue capturado y el mozo se disfrazó con su piel para apresar peces, que regularmente depositaba sobre los escalones de la puerta de la casa de su suegra. Ésta se sintió tan halagada por estos inesperados dones, que llegó a creerse hechicera. Cuando el mozo, al fin, la desilusionó, se sintió tan avergonzada que murió a causa de ello."

El tótem es parte de la casa de un caudillo haida del siglo XIX, la cuál está expuesta en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, y el extracto de la historia surge del libro "La historia del arte" del genial E. H. Gombrich.




El estrecho vínculo con la naturaleza y, especialmente, con los animales, se pone de manifiesto también en algunas figuras mitológicas como el personaje del trickster, un animal -a veces antropomórfico- que, como su nombre indica, realiza trucos, desafiando las leyes establecidas. Hay una fuerte analogía entre el trickster de los nativo americanos y otros personajes mitológicos de índole muy apartada; por ejemplo, se dice que el trickster cuervo de los pueblos de la Columbia Británica robó la luz y de ahí se hizo el mundo, algo que recuerda a la historia mítica de Prometeo. El coyote también es un animal que juega un rol principal en la creación del mundo. [1]


Cuervo haida


Bill Reid; "The Raven and the First Men" 1980, cedro amarillo laminado. Museo Antropológico de Vancouver. [2]

Una curiosa tradición de los primeros pobladores de Canadá es el potlach. [3] El potlach es una fiesta que surgió como elemento de cohesión entre tribus, en la que se realizan actividades que ponen de manifiesto su espiritualidad común y en la que, quienes lo celebran, demuestran su poder y riqueza regalando buena parte de sus posesiones, o incluso realizando demostraciones de absoluto derroche; se habla de potlach en los que se llegó a quemar casas. La práctica del potlach se prohibió por el gobierno canadiense a finales del siglo XIX y no fue restituida hasta 1951. En realidad, muchos ven en esta celebración una adaptación a los ciclos, o un homenaje, puesto que es necesaria una racha de bonanza previa al potlach. Sería algo así como el colofón a todo lo obtenido, a sabiendas de que pronto la situación podría cambiar, más que un vano alarde. Como siempre, estas consideraciones pueden estar en entredicho y sujetas a la apreciación de cada uno.

Las culturas del Noroeste americano han visto, del mismo modo que los inuit o, poniendo un ejemplo de las antípodas, los maoríes, una mejora notable de su situación e integración, al serles devuelto el reconocimiento. Prueba de ello serían tanto la restauración del potlach como el cierre de muchas "residential school", que fueron la forma en que trataron de hacer asimilar a los jóvenes nativos americanos la cultura europea o "blanca" por la fuerza. [4]
Por otro lado, sigue habiendo lugares en los que se produce la rica artesanía de estos pueblos, -muchas veces son europeos o americanos no nativos los más interesados en este tipo de arte- como por ejemplo Copper Maker, el taller del genial artesano Calvin Hunt, de quien dejo más abajo el link a su web. [5]

La canoa, uno de los ejes de estas tribus americanas por haber sido un vehículo crucial en su historia, así como en la de otros pueblos aún más norteños, recupera protagonismo y, cuando llega el buen tiempo, los pertenecientes a estas etnias gustan de multitud de competiciones a modo de regatas, que sirven como nexo de unión entre los diversos grupos y que potencian sus raíces.



Un poco de historia;

La primera exploración de estas tierras por parte de no nativos data del siglo XVIII, cuando el virrey de Nuevo México pidió al navegante Juan Pérez que llegase hasta los 60º de latitud Norte a bordo del navío Santiago en busca de rusos comerciantes de pieles -como se rumoreaba que había-, para obtener recursos y potenciar el dominio español de esos territorios americanos. En el año 1774 llegó junto con su tripulación a la zona de la Columbia Británica y cartografiaron las costas, haciendo breves contactos con la tribu haida entre otros. También fueron los blancos quienes llevaron epidemias como la viruela a esas gentes.
























El navío Santiago y el primer intento de cartografiar la costa Noroeste del Pacífico, por parte de la tripulación de Juan Pérez en 1774. [6]

Os aplazo hasta la próxima entrada no sin antes agradecer la lectura y, como no podía ser de otra forma, con una fantástica imagen de un potlach y una poesía que resume su filosofía.




"When ones heart is glad he gives away gifts
It was given to us by our Creator
to be our way of doing things, we who are Indians.
The potlach was given to us to be our way of expressing joy.
Every people on Earth is given something.
This was given to us." -Axu Alfred [7]

Fuentes e información adicional:

Os aconsejo encarecidamente visitar esta web;
http://culturartehistory.blogspot.com.es/2012/04/tribus-de-america-del-norte-la-costa.html
que ofrece una buena base de información y está bien ilustrada, así como el magnífico documental de la serie "Otros Pueblos" de Luis Pancorbo sobre las culturas del Noroeste americano;
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-canada-primavera-esquimal/1991107/


(2) Los potlach (historia y enlaces a más artículos): https://www.mint.com/the-history-of-potlatch-and-native-american-currency/
(3) Museo Antropológico de Vancouver: http://www.moa.ubc.ca/
(5) Web de Copper Market: http://www.calvinhunt.com/
(6) Historia de la llegada de españoles a la Columbia Británica: http://www.historylink.org/index.cfm?DisplayPage=output.cfm&File_Id=5677
(7) Tumblr sobre cultura nativa americana: http://lastrealindians.tumblr.com/

martes, 13 de agosto de 2013

Océano de dunas


Hacia el suroeste de África encontramos uno de esos paisajes, capricho de la naturaleza, que quitan el aliento. Por la comunión de dos ambientes que a priori, en nuestra mente, quedan completamente disociados. Hablamos del desierto y el océano, llegando casi a abrazarse el uno al otro, en el Namib. Cuando alcanzamos Walvis Bay, más o menos en el centro de Namibia, el color beige de las dunas da paso al azul profundo del Atlántico, sin transiciones de ningún tipo.


La corriente de agua fría de Benguela recorre esta zona del Atlántico siguiendo los patrones de la circulación oceánica planetaria. En la costa oeste de la mayoría de continentes existen corrientes frías, que generan anticiclones permanentes. Al enfriar estas corrientes el aire en superficie, este pesa más, y no puede subir para formar nubes -y por tanto apenas llueve-. Por eso, allá donde hay corrientes frías, suele haber desiertos. Esto ocurre, por ejemplo, en Perú con la corriente de Humboldt, creando la zona desértica de Atacama en la frontera con Chile. Aquí  en África se genera el Namib.

En el desierto de Namib hallamos uno de los climas más extremos de la Tierra; no obstante, permite la existencia de numerosas y diversas formas de vida que han sabido adaptarse a sus requerimientos. Es aquí donde habitan algunos de los elefantes más grandes del mundo. Son algo más corpulentos que sus primos de la vertiente oriental del continente, en Kenya y Tanzania. Pero además de estos sabios gigantes que recuerdan sendas por donde pocos podrían advertir un camino, en busca de la preciada agua dulce, tenemos otros seres que sorprenden por su delicadeza. Es el caso del escarabajo del Namib, (Stenocara gracilipes).  Muchos de vosotros tendréis la imagen mental del menudo cuerpo del escarabajo, subido en la cresta de una de las inmensas dunas, con el cuerpo inclinado para recoger la humedad. Es así como se hidratan, cada mañana, gracias a las bruma del rocío matinal. El aire acaba por condensarse y formar una gota casi tan grande como el escarabajo, que después beberá.

Aquí vemos como la gota comienza a condensarse en el cuerpecillo del escarabajo.

Tan impresionante como la fauna, o más, es la flora adaptada a este clima. Tenemos así a la welwitschia, una extraña planta que nace de un tronco grueso en el desierto y de la que brotan dos únicas hojas que luego se elongan. Parece aprovechar de manera muy eficaz las brumas matinales y oceánicas. Es una de las plantas, y por extensión seres vivos, más longevos que se conocen, pudiendo vivir entre mil y dos mil años.


La actividad eólica y el paso de los siglos han logrado elevar en este desierto las dunas como en ningún otro. En la región de Sossusvlei, algunas de éstas se elevan más de trescientos metros sobre los alrededores. Aquí, la homogeneidad del paisaje se ve rota por la aparición de costras salinas, formadas debido a la extrema evaporación que sufren los suelos de antiguas charcas. El paisaje es extraterrestre; parecen reductos del planeta Marte traídos a la Tierra. Además, la presencia de troncos de árboles -como si de guardianes del salar ataviados con capas raídas se tratase- le confiere un aspecto aún más singular.


Es Namibia un país caracterizado por la ocupación alemana; se convirtió en protectorado del Imperio Alemán en 1884 y permaneció como colonia hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Eso se deja notar en la arquitectura una vez que abandonamos los dominios de lo salvaje para adentrarnos en oasis de civilización. Y se trata de otro de sus notables encantos; nuestra mente no asimila con facilidad que casas con patrones típicos de Centroeuropa se encuentren en el sur de África, rodeadas de desierto.

El mejor ejemplo lo tenemos en Windhoek, la capital del país, enclavada hacia su zona central. Su bella catedral parece sacada de los cuentos populares europeos. En la zona sur del país, casi limitando con Sudáfrica está Lüderitz, cuyo nombre ya nos evoca a Alemania y cuyas calles con casas coloridas también parecen emerger del corazón del viejo continente.


La foto superior nos muestra la arquitectura de una de las calles del centro de Lüderitz, y la inferior el encanto de la catedral de Windhoek, capital del país.

Namibia posee un encanto y una complejidad increíbles, así que me veré obligado a hablar de ella en el futuro, como mínimo, de sus gentes, así como de otros parajes de extrema belleza, esa que surge tras el abandono total, como ocurre en la costa de los Esqueletos, en el norte.





miércoles, 26 de junio de 2013

Cuando a la Tierra se le eriza el vello


En la zona central de China, recibiendo ya la influencia subtropical, se ubica la provincia de Hunan, una de las que presenta la naturaleza más salvaje de todo el país. Y teniendo en cuenta lo vasto del territorio chino, con una extensión cercana a la de todo el continente europeo, no podemos más que esperar maravillas.

Desde el suelo, más de tres mil pilares de cuarcita y arenisca se elevan cientos de metros sobre el ya de por sí escarpado paisaje en Wulingyuan. Si bien la mitad Este de China está superpoblada -a falta de un adjetivo aún más enfático-, la desafiante orografía de Hunan restringe la proliferación de asentamientos humanos. Es aquí donde se eriza el vello de la Tierra, como si la corteza quisiera hermanarse con los límpidos cielos.

Wulingyuan_03

Wulingyan ha sido declarado Región de interés panorámico e histórico por la UNESCO.
Aquí podemos encontrar algunos animales sorprendentes, como el mayor anfibio del planeta, la salamandra gigante china.

salamander 
Estas salamandras pueden llegar a medir 180 centímetros de longitud.

Entre las maravillas que la erosión ha dejado, podemos hablar de dos puentes naturales; el Xianrenqias o puente de los inmortales, y el Tianqiashengkong o puente a través del cielo, considerado como el más alto del mundo, con un abismo de 357 metros hasta el suelo.

bridge

Si dejamos atrás lo que la naturaleza da de sí, nos topamos tarde o temprano con la mano del hombre. La civilización china ha regado cuidadosamente las tierras de Hunan de pueblos con una estética maravillosa, que siguen sabiendo preservar su esencia oriental incluso en los tiempos que corren, en los que el masivo éxodo rural de la población nutre la periferia de la ciudad menos pintada de un océano de bloques de pisos prefabricados.

Uno de ellos es el pueblo del fénix, también llamado Fenghuang. En la mitología china, el fenghuang es el equivalente al ave que resurgía de sus cenizas. La leyenda cuenta que dos de esos animales la sobrevolaron y, fascinados por su belleza, decidieron quedarse.

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La arquitectura predominante se remonta a los estilos de las dinastías Ming y Qing. Gran parte de la población pertenece a la etnia Miao, compuesta en su totalidad por unos ocho millones de personas. Las mujeres miao se engalanan con coloridos trajes de bellos patrones y joyería de plata, a veces extremadamente barroca, en forma de colgantes y gigantescas coronas que les atribuyen un toque de misticismo y poder.

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En esta página -en inglés-, podéis ampliar información sobre la etnia Miao, sus costumbres, religión, etc. Se incluye un vídeo.

El horno de América


Situada en la zona suroeste de Norteamérica, es la región más calurosa -y una de las más áridas- del continente y del hemisferio Norte, alcanzando y sosteniendo en verano temperaturas casi equiparables a las del Sahara. Hablamos del desierto de Sonora, en la frontera entre EE. UU. y México, y del Valle de la Muerte y el desierto de Mojave, ya íntegramente en territorio estadounidense.

Alberga paisajes inhóspitos de belleza desoladora, y su casi permanente anticiclón lo hace un lugar ideal para la observación de un inmaculado cielo nocturno.

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Todos tenemos grabadas en la mente las interminables rectas de asfalto que comunican las principales ciudades del Oeste.

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El desierto de Sonora es hogar de la mayor especie de cactus existente, el saguaro, y de uno de los mayores lagartos, el monstruo de gila. La conflictiva frontera entre EE. UU. y México atraviesa estos paisajes y es un eje que vertebra la actividad relacionada con el contrabando de drogas y la inmigración ilegal, por lo que se le conoce tristemente desde hace décadas. Numerosos mejicanos se juegan la vida atravesando el Río Grande a diario para encontrar una vida mejor en la tierra de las oportunidades.

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No obstante, si hay algo que hace brillar con luz propia a esta región, es el dinamismo que se está observando en los últimos años. Digamos que se está reinventando y rejuveneciendo. Phoenix, por ejemplo, la mayor ciudad del estado de Arizona, es la urbe con mayor crecimiento del país. El suroeste está de moda. Interminables océanos de unifamiliares riegan el extrarradio de ciudades como la citada, expandiéndolas hasta límites insospechados con el sello americano de "cuanto más grande, mejor". Aquí todo es amplio e inabarcable.

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Más al norte, en el Valle de la Muerte y ya entrados en el estado de Nevada, hallamos un lugar que, paradójicamente, posee uno de los índices más elevados de contaminación lumínica de todo el mundo. La ciudad de Las Vegas. Un edén -o reducto pecaminoso, según se mire- que brilla en mitad de la profunda oscuridad del desierto. Su archifamosa avenida principal, The Strip, está cercada por imponentes rascacielos que hacen las veces de casinos y hoteles de lujo, como el Bellaggio, con su inmensa fuente. Los amantes de las emociones fuertes también pueden recibir su dosis, alejándose un poco de los atractivos típicos de la ciudad, en la Stratosphere Tower y sus atracciones situadas en la azotea, a más de trescientos metros de altura. Sin lugar a dudas, un viaje en su raíl de montaña rusa que asoma el vagón al vacío, hace que uno valore su vida como pocas otras cosas.

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No quería dejar este cautivador paraje sin citar una pincelada de arte incrustada, literalmente, en su árido sustrato, allá por el estado de Texas, cerca de la ciudad de Amarillo. Se trata del Cadillac Ranch, una serie de vehículos empotrados en la tierra y pintados con graffiti que dan muestra de lo que el entorno y la mano del hombre puden llegar a sorprender.

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Espero que os haya gustado este recorrido. Gracias por leer.

viernes, 5 de octubre de 2012

Los 8 países con menos costa en proporción al total de su frontera

¿Adoras el mar? De ser así, no te convendría habitar en ninguno de los países que conforman la lista.

Estos ocho países tienen una salida al mar diminuta, en relación al total de sus fronteras. Aun así, en ninguno de los casos, literalmente y sin tener en cuenta la proporción, son más de unas decenas de kilómetros. Sin más, aquí vamos con el ránking:

8º Bélgica (4,6% del total de su frontera es línea de costa)
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7º Eslovenia (3,4%)
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6º Togo (3,3%)
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5º República del Congo (3%)
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4º Jordania (1,6%)
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3º Irak (1,6%)
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2º Bosnia-Herzegovina (1,4%)
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1º República Democrática del Congo (solo el 0,3% de su frontera es línea de costa)
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No obstante, al menos tienen una terracita que asoma al mar. Hay otros 48 países que no tienen tal suerte, y lo que es más, dos de ellos, Liechtenstein y Uzbekistán, ni siquiera tienen frontera con países que den al mar. Son, por tanto, doblemente aislados.

Jaínes



Monjas jaínes de la India subiendo una cuesta. Su indumentaria puede resultar extraña, pero todo tiene explicación.

El jainismo es una religión oriunda del subcontinente indio, con unos siete millones de fieles. Se concentran en el noroeste del país, principalmente en los estados de Rajastán y Gujarat. En su filosofía destaca un respeto absoluto por todas las formas de vida, algo extrapolable al hinduismo, solo que llevado al extremo.

Así, las mascarillas impiden que traguen insectos u otros organismos de tamaño diminuto de forma accidental. Las escobas que llevan al hombro las utilizan en los recintos que visitan para barrer el suelo a su paso con delicadeza, y apartar a cualquier pequeño animal que pudiera ser pisado. Sobra decir que su dieta es estrictamente vegetariana.
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Para saber más del jainismo: http://es.wikipedia.org/wiki/Jainismo

De las espadas a los hechizos


Nos encontramos en la ciudad de Edimburgo, capital de Escocia. La belleza medieval que rezuma deja extasiados a los sentidos, y sólo es equiparable a la belleza natural del verdor de su suelo; un verde que duele a la vista.

Es una ciudad monumental y muy delicada, demasiado quizás para la latitud en la que se encuentra, donde ya muchos esperan toscas cabañas de madera en pueblos de recia arquitectura, más preocupados por resguardarse de las inclemencias que por la belleza de las fachadas. Nada más lejos de la realidad: Edimburgo sabe ser delicada también.  Prueba de ello es su monumentalidad repleta de detalles; desde la torre en honor al escritor Walter Scott, de estilo gótico, que se alza como una llama tenebrosa hacia el cielo, al monumento al filósofo Dugald Stewart, sacado de la Grecia clásica y dominando Calton Hill. Pasando, claro está, por el Edinburgh Castle, una magnífica fortaleza situada sobre una roca volcánica. No podemos dejar de lado la universidad, así como todo el casco antiguo, que es una joya arquitectónica.




No muy lejos de la capital se encuentra Glasgow, una ciudad netamente industrial y archifamosa por sus dos equipos de fútbol principales: los Celtic, y los Rangers.


Pero no es el bullicio de la gente lo que buscamos en nuestra visita a Escocia, sino más bien los paisajes de las West Highlands, que nos brindan decenas de kilómetros cuadrados a nuestro alrededor de la más pura naturaleza indómita. Es esa vegetación que aúna colores verdosos con otros más pardos y rojizos, son esas rocas, esos escarpados acantilados, esas grietas del terreno. Cicatrices que parecen hundirse en la tierra para rememorar las que cubrieron los cuerpos de los siempre valerosos e idealistas escoceses que lucharon por su independencia de la Inglaterra de Eduardo I, liderados por William Wallace allá por el siglo XIII.


Una buena forma de conocer estas salvajes tierras, es siguiendo el West Highland Way, un sendero de unos ciento cincuenta kilómetros que conecta el norte de Glasgow con las mayores elevaciones de Escocia, incluido el pico más alto, el Ben Nevis.

Algo más al norte del Ben Nevis se encuentra la que de seguro es una de las masas de agua con más leyendas en su haber. El Loch Ness. Y no sólo vive de las rentas de su famosa bestia, Nessie, cuya repercusión en la cultura popular ha sido innegable y ha generado cientos de teorías y especulaciones, así como bastante merchandising. Las orillas del lago tuvieron un habitante muy peculiar a principios del siglo XX. En la mansión de Boleskine House, entre los años 1899 y 1913 habitó el ocultista Aleister Crowley.


Crowley se inició en la Orden Hermética del Alba Dorada, una hermandad  de magia y esoterismo que bebe de las fuentes de la alquimia y el rosacrucismo, donde pronto escaló posiciones. Más tarde fue expulsado y fue co-fundador de la Astrum Argentum, para finalmente liderar la Ordo Templi Orientis.

En 1904, durante su estancia en El Cairo junto a su mujer, dijo haber contactado con un espíritu mientras invocaba al dios egipcio Horus. Dicha entidad le transmitió durante tres días ciertos conocimientos, que Aleister plasmó en El Libro de la Ley, el libro sagrado de su posterior filosofía espiritual Thelema. Habla del advenimiento de una nueva era, el Eón de Horus, en el que la humanidad trascenderá a unos designios superiores, a la 'True Will'. La existencia de las personas tendrá una finalidad colectiva superior, más allá de los deseos individuales.

El ocultista habitó la Boleskine House por ser ideal, según él, para obtener el aislamiento necesario para sus invocaciones -lograr los conocimientos de otra deidad-, y por tener una orientación perfecta hacia el punto de mayor energía mágica del Eón de Horus, algo así como la analogía a rezar un musulmán mirando hacia La Meca. Se habla entonces de la 'Kiblah de Thelema'.


El guitarrista de Led Zeppelin, Jimmy Page, es un gran admirador de Aleister Crowley, y compró la mansión en los años 70, grabando allí música para uno de los discos del grupo. Hoy día, Boleskine House es considerada una 'casa encantada' por muchos, y no es para menos dado su historial.

Somos testigos de cómo Escocia puede aunar lo agreste del paisaje y la aspereza de su clima, con algunos de los aspectos más espirituales e indirectos de la existencia. De la espada y fuerza del libertador William Wallace, a los rituales espiritistas de Aleister Crowley.

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